El contexto político condiciona el éxito de la negociación entre las distintas administraciones hasta casi hacerla inviable. Las autonomías reclaman recursos en un tiempo de superávit.

El autor destaca que las cuentas de la Junta de Andalucía para 2022 son expansivas pero a su vez prevén unos ingresos de 1.000 millones por los fondos Covid que no están previstos.

No es fácil de entender el regalo de perdonar las liquidaciones negativas a las autonomías, ni su oportunidad, dado el buen momento económico que viven las comunidades autónomas.

No es un ejercicio de corresponsabilidad exhibir rebajas de impuestos al tiempo que se piden más recursos al sistema o se incumple el déficit público.

¿No era el momento de hacer partícipes a las autonomíasde una restricción presupuestaria que en 2022 no debiera ser tan laxa como en estos últimos tiempos? La pregunta no tiene respuesta.

Vuelven a sonar tambores de reforma del sistema por el que el Estado financia a las autonomías, pero no se dan las condiciones para que prospere una revisión integral.

Los tributos deben rendir pleitesía a su objetivo principal: recaudar. Ni mucho ni poco, y lo ideal es que se haga provocando el menor daño posible y aplicando un criterio de equidad.